
El arte y la ciencia de la persuasión cristiana (3)
Greg Pritchard
La apologética es la ciencia y el arte de la persuasión cristiana
La apologética no es meramente un conjunto de contenido intelectual y conocimiento. La apologética es cristiana porque requiere primero y ante todo que los apologistas sean como Cristo en su carácter. El objetivo de la apologética no es quemar a un hereje sino ganar a un pecador. Pero para ser efectiva, un apologista debe ser sabio y culto, con una comprensión de las preguntas, cosmovisión y áreas de estudio de las personas que están haciendo las preguntas. Tener un buen corazón no siempre es suficiente. Un apologista debe comprender el mundo y la palabra.
Pero la apologética es más que eso. El apologista Bill Craig ha comparado la habilidad de un apologista cristiano que debaten con los ateos con la habilidad necesaria para convertirse en una patinadora artística olímpica. ¿Acaso hay alguien que gane la medalla de oro la primera vez que se pone los patines? No. Hacen falta años de entrenamiento para adquirir las habilidades necesarias con paciencia, ver a los mejores expertos, escuchar a los entrenadores y practicar los talentos naturales para convertirse en un patinador olímpico altamente calificado… o un debatidor cristiano altamente calificado.
¿Cuáles son las habilidades necesarias para comunicarse de forma efectiva con un no creyente?
¿Cómo respondemos a las preguntas de personas sinceramente interesadas?
¿Cómo hacemos preguntas a no creyentes que no tienen interés?
¿Cómo mostramos amor cuando los no creyentes muestran desdén hacia nuestra fe?
¿Cómo desafiamos a otros sin ser innecesariamente ofensivos?
¿Cómo escribimos de una manera que sea interesante y atrayente a la vez?
¿Cómo articulamos una conversación que aborde cuestiones que preocupan los no creyentes?
Cuando era adolescente, se celebraban bailes en mi instituto a los que iban todos los estudiantes después de los partidos de baloncesto. Habría sido más exacto llamarles «apoyos», porque todos los chicos se apoyaban contra la pared. No queríamos hacer el ridículo intentándolo, así que no bailábamos. Pasaron años hasta que finalmente aprendí a bailar. Tuve que esforzarme. Tuve que practicar. Créanme, hizo falta mucho entrenamiento.
Tuve que superar cuatro etapas para aprender la habilidad y el arte de la danza. Estas cuatro etapas sirven para aprender cualquier habilidad, incluidas las habilidades apologéticas.
Inconscientemente incompetente: antes siquiera de haber pensado o haber intentado aprender a bailar, era inconscientemente incompetente. No sabía cuántas cosas no sabía.
Conscientemente incompetente: cuando intenté bailar por primera vez, fui consciente de lo incompetente que era.
Conscientemente competente: cuando empecé a practicar y a trabajar en las habilidades de baile, finalmente fui conscientemente competente.
Inconscientemente competente: solamente después de mucha práctica y entrenamiento acabé siendo inconscientemente competente.
En definitiva, si un apologista talentoso se prepara fielmente y recibe una formación adecuada, pueden ejercitar una habilidad similar a la de una patinadora artística olímpica. Si se hace bien, parece fácil, pero se necesita capacidad natural y años de disciplina, esfuerzo, habilidad adquirida y una instrucción sabia para que un apologista alcance su potencial.
He de ser claro: no todos los apologista deberían ser debatidores. Pero, ¿no deberíamos algunos de nosotros aprender las habilidades de debate o de hablar en público?
Sin embargo, tenemos que pensar a lo grande. Tenemos que reconocer que Wilberforce, a pesar de no haber hecho nunca una argumentación histórica, fue un increíble apologista de la fe. Reflejó el carácter y las preocupaciones del Señor en el ámbito político de su cultura. Desarrolló y perfeccionó sus habilidades en apologética política. Necesitamos tener apologistas cristianos en política, medios de comunicación, cine, periodismo, derecho, medicina y todas las disciplinas académicas. Necesitamos pastores apologéticos que enseñen agradable y persuasivamente a creyentes y no creyentes por igual. Cada uno de estos llamados tiene habilidades apologéticas únicas que los creyentes necesitan adquirir pacientemente. La iglesia necesita hombres y mujeres que acepten el llamado que el Señor les hace y que sean testigos persuasivos de Él y de Su verdad. Hemos limitado demasiado la apologética.
Piensen en nuestros adversarios. Algunas de las mejores películas contemporáneas son argumentos persuasivos a favor de posiciones morales y políticas que encontramos objetables como cristianos. La película “Philadelphia”, por la que Tom Hanks ganó un Oscar, apoya la homosexualidad. La película “Las normas de la casa de sidra”, por la que Michael Caine ganó un Oscar, es un argumento cuidadosamente elaborado a favor de una posición política pro aborto. Como creyentes, no hemos abordado las películas con la misma visión y creatividad que nuestros compañeros seculares. Con una película no solo proporcionas entretenimiento. También moldeas la cultura y las convicciones básicas del público que está sentado en un cuarto oscuro durante dos horas frente a una pantalla de cine. Te dedicas a la persuasión.
Las películas son el lenguaje cultural de la globalización. La iglesia necesita desesperadamente que personas con pasión para presentar y explicar la verdad de Dios adquieran las habilidades y la formación para hacer películas así. La retórica y la persuasión nos rodean. Tenemos que reconocerlo y estar dispuestos y deseosos de presentar la verdad del Evangelio en diferentes marcos y formas.
También necesitamos a apologistas tanto académicos como laicos. Pocos apologistas laicos leerán la trilogía de Alvin Plantinga sobre la epistemología cristiana. Tampoco tienen por qué. No debe haber un único molde del que salgan todos los apologistas. Algunos se sienten atraídos por la filosofía académica o la teología, y debemos alabar a Dios por ello. Tenemos que recuperar para Cristo a las universidades y a los niveles más altos del pensamiento intelectual. Pero también tenemos que encontrar los recursos y las herramientas para ayudar a los apologistas con diferentes dones y habilidades a aprender a comunicar bien dentro de sus contextos específicos. Y una gran parte de ese proceso de crecimiento como apologista debe involucrar el perfeccionamiento de las habilidades apologéticas. Tenemos que ser conscientes de ello y aprender a ayudar a otros a crecer en estas áreas.
© 2015 «Greg Pritchard», Protestante Digital © 2015 porfineslunes.org. Usado con permiso
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