
El profesional (cristiano) y su iglesia (2)
Pablo Joel Santana Bonilla
2. El profesional y su iglesia local: ¿Amores o desamores?
Comenzaré, pues, hablando de las relaciones entre el profesional cristiano y su iglesia local. A ese respecto quisiera plantear tres tesis:
i) las relaciones del profesional con su iglesia pueden ser de distinto signo;
ii) nuestra perspectiva de la iglesia en general, y de nuestra iglesia local en particular, cambia a lo largo del tiempo y consecuentemente nuestra relación con ella;
iii) el profesional puede traer bendiciones a su iglesia pero también puede robárselas.
Primera tesis:
Las relaciones del profesional cristiano con su iglesia pueden ser de distinto signo. El signo de nuestra relación con la iglesia se puede visualizar a lo largo de cuatro continuos, cada uno de ellos con dos polos, uno positivo y otro negativo: atracción-rechazo, participación-pasividad, servicio-dominio, crítica constructiva-crítica destructiva.
Primera bipolaridad: ATRACCIÓN vs. RECHAZO. Frente a nuestra iglesia podemos sentir atracción o rechazo. La atracción es debida generalmente a que experimentamos el amor fraternal, nos sentimos nutridos espiritualmente y disfrutamos de la adoración a Dios.
Cuando era jovencito recuerdo haber leído un libro sobre el noviazgo en el que su autor apuntaba que un indicador de que realmente estamos enamorados es que estamos orgullosos de presentar a nuestros amigos a la chica por la que nos sentimos atraídos. Pues bien, un indicador de que nuestra relación con nuestra iglesia local es de atracción es que en más de una ocasión hemos invitado a amigos nuestros a participar en alguna actividad de nuestra iglesia local o que estamos deseando y dispuestos a hacerlo.
No quiero decir con esto que nuestra relación deba ser siempre de atracción, puede haber momentos de rechazo pero la tónica general entiendo que debería ser de atracción o, quizás mejor, de compromiso amante.
Segunda bipolaridad: PARTICIPACIÓN vs. PASIVIDAD. Podemos vivir nuestra vida en comunidad desde la perspectiva del “dame” o desde la perspectiva del “toma”. Si en nuestra relación con nuestra iglesia estamos dispuestos a colaborar en aquello que está en nuestra mano y así lo hacemos, estaremos contribuyendo a la vida comunitaria, estaremos participando.
De nuevo nuestra relación con nuestra iglesia no siempre será de participación. Podemos pasar por alguna enfermedad o por circunstancias difíciles que nos incapaciten para participar. No siempre participaremos al mismo nivel, por ejemplo, criar hijos de corta edad es una tarea que demanda mucho de nosotros y puede que con tal motivo nuestra participación en la iglesia legítimamente disminuya. Sin embargo, la tónica general debería ser la participación.
Tercera bipolaridad: SERVICIO vs. DOMINIO. En nuestra vida comunitaria podemos vivir sirviendo o vivir ejerciendo dominio, o como se dice en mi tierra “mangoniando”. Mangonear es “entremeterse y manipular algo tratando de imponerse a los demás”, pero también se define como “dominar, dirigir a alguien” (en http://www.wordreference.com/definicion/mangonear). El servicio se manifiesta en la disposición a hacer lo que contribuye a la edificación y al crecimiento de la comunidad cristiana y las personas que la forman, en hacer las cosas calladamente sin buscar ser vistos ni recibir recompensa. El dominio se manifiesta en el ansia de tener la última palabra en todo, de estar en los órganos donde se toman las decisiones, de imponer –de un modo u otro- el propio punto de vista, en hacer las cosas a bombo y platillo buscando ser vistos y recibir el aplauso. No obstante, también se suele ejercer dominio utilizando estrategias micropolíticas “silenciosas” como distorsionar información sobre un tema, ignorar o resistirse pasivamente a acuerdos tomados en algún órgano de decisión de la iglesia, tratar de influir en la composición de comisiones que en un determinado momento se constituyen en una iglesia para abordar asuntos específicos, o esperar el momento oportuno para proponer una determinada solución a un problema dado o para poner sobre la mesa cierta cuestión, (González González, 2003: 138). Jesús no nos dejó alternativa, somos llamados a servir no a dominar (Marcos 10.45).
Cuarta bipolaridad: CRÍTICA CONSTRUCTIVA vs. CRÍTICA DESTRUCTIVA. La crítica es una fuerza poderosa. Mejor dicho la lengua es una fuerza poderosa. Pero, como muchas cosas en la vida, puede ser utilizada para bien o para mal (Proverbios 18.21; 12.18, 25; 16.24, 27; 15.4). La crítica constructiva edifica la crítica destructiva corroe y arruina, pero no sólo a quien va dirigida sino especialmente a quien la vierte.
La crítica destructiva es como un incendio devastador (Santiago 3.5). Santiago habla de la lengua pero lo que dice se puede aplicar también a la pluma. ¿Cuántas cartas llenas de críticas destructivas habrá recibido el liderazgo de la iglesia en España?¿Dónde podrían estar hoy muchas iglesias evangélicas si las criticas hubieran sido constructivas?
Mi segunda tesis
Es que nuestra visión de la iglesia cambia a lo largo del tiempo. Para ilustrarlo permítanme compartir algunas notas autobiográficas.
Hasta ahora he sido miembro de dos iglesias evangélicas. Hasta los 17 años participé en diversas actividades y ministerios de una iglesia relativamente pequeña en la ciudad de Málaga.
Desde que llegué a Santa Cruz de Tenerife, y hasta el día de hoy, he tenido la oportunidad de participar en la vida de la iglesia de la que soy miembro. Mi primera impresión de la iglesia, sin embargo, fue muy crítica. Cuatro meses después de llegar (en abril de 1978) escribí en mi diario lo siguiente: “Esta iglesia está medio muerta (no todos sus miembros)”. Tenía 17 años de edad.
El año 1989 –cinco años después de haber terminado la carrera y casi tres años después de haber comenzado a trabajar- pasé por un período bastante crítico con la iglesia y con los líderes de aquel momento. Recuerdo que en mayo de aquel año tuve la oportunidad de participar en el XII Encuentro de graduados celebrado en el Centro de Vacaciones “La Lanzada” en San Vicente do Mar, Pontevedra. El hermano Timoteo Glasscock tuvo a su cargo la exposición bíblica sobre la carta de Pablo a Tito, bajo el lema “por esta causa te dejé en…”, basado en Tito 1.5. Dios utilizó ese encuentro para ayudarme a adquirir una visión más realista de la iglesia, contrarrestando así mi visión negativa de aquel momento. Tenía 27 años.
El año 1995, el mismo año que leí mi tesis doctoral, comencé a servir a la iglesia como anciano, después de haber dicho que no por dos veces. Asumí el reto con mucha ilusión y ganas de trabajar, y elaboré unos cuantos documentos que hice llegar al pastor y al resto de los ancianos, bueno, de hecho creo que les atiborré a documentos. Sin embargo, a los dos años –en 1997- pasé otro período de desánimo y de visión negativa de la iglesia. Tengo la costumbre de subrayar los libros que leo y, a veces, escribir notas en ellos con mis reflexiones. El 26 de mayo de 1997, en el libro Cartas del diablo a su sobrino, de C.S. Lewis escribí las siguientes notas en la Carta II:
“¿Hasta qué punto no he pasado o quizás todavía esté pasando por una etapa de decepción o anticlímax en mi trabajo como anciano? ¿No estoy siendo demasiado dependiente de mis emociones?
Causas de mi desánimo:
– confianza ingenua en mi capacidad para contribuir al cambio,
– previsiones de cambio demasiado rápidas,
– opinión demasiado elevada de mí mismo,
– expectativas demasiado elevadas (respecto a los demás y respecto a mí mismo),
– conciencia de no haber cumplido mis expectativas respecto a mí mismo
– demasiadas ocupaciones (activismo),
– falta de orden en mi vida interior, y
– falta de consejo de personas más maduras.
Tenía 36 años. En aquella época comencé a leer algunos libros de Henry Nouwen. En especial me ayudó su libro En el nombre de Jesús. Más adelante leí El sanador herido, Un ministerio creativo y Compasión. Una reflexión sobre la vida cristiana. A este último libro he vuelto una y otra vez.
A partir de 2001 volví a instalarme en una visión negativa de la iglesia de la que, por la gracia de Dios, ya salí. Tenía 40 años.
Desde entonces han ocurrido muchas cosas pero baste lo relatado hasta aquí como ejemplo de que nuestra percepción de la iglesia cambia.
Tercera tesis
El profesional cristiano puede robar bendiciones a su iglesia o puede ser de bendición a su iglesia. Me limitaré a citar algunos ejemplos al respecto.
El profesional cristiano puede robar a la iglesia bendiciones:
– por no implicarse, sustrayendo a la iglesia las bendiciones de haber ejercido sus dones y haber compartido de su persona;
– por adoptar un espíritu hipercrítico y, por lo tanto, destructivo, provocando heridas en hermanos y hermanas concretos;
– por hacer las cosas “para ser visto” (Mateo 6.1-6, 16-18), haciendo pasar a algún hermano vergüenza ajena y no siendo al final de bendición (“de cierto os digo –dijo Jesús- que ya tienen su recompensa” –Mateo 5.16b)-, esto es simplemente el ser vistos).
– por no ser sensible a las verdaderas necesidades de la iglesia en un momento determinado y haber tratado de “tirar del carro” demasiado aprisa, generando problemas, más que contribuyendo a encontrar soluciones.
El profesional cristiano puede ayudar a su iglesia:
– ejerciendo sus dones, contribuyendo así a la edificación de la comunidad del pueblo de Dios que es la iglesia;
– aportando su experiencia en su ámbito profesional, siendo de bendición pero y –de ese modo- ahorrando gastos a la iglesia, y contribuyendo a su crecimiento y desarrollo;
– siendo un revulsivo para la renovación comunitaria, ofreciendo ideas para una mejor marcha de la comunidad y estando dispuesto a aportar su grano de arena en esas u otras iniciativas renovadoras
© 2007 «Pablo J. Santana Bonilla», GBG © 2017 porfineslunes.org. Usado con permiso
Permiso: Permitimos y animamos a reproducir y distribuir este material ya sea de forma completa o parcial tanto como se desee, siempre y cuando no sea cobrando o solicitando donativo alguno por ello, más que el coste de reproducción. Para uso en internet, por favor, usar únicamente a través del link de esta página. Cualquier excepción a lo anterior debe ser consultada y aprobada por porfineslunes.org. Contacto: info@porfineslunes.org
Por favor, incluir el siguiente enunciado en cualquier copia a distribuir: © 2017 porfineslunes.org. Una iniciativa de los Grupos Bíblicos de Graduados de España (GBG). Grupos Bíblicos Unidos (GBU). Website: gbu-es.org