
Ética bíblica del trabajo (2ª parte)
José Grau
III. El trabajo como vocación
Una de las grandes aportaciones de la Reforma del siglo XVI. Lutero incluso tuvo que inventar una palabra en alemán para expresar este concepto del trabajo: «vocación».
¿Qué ocurre hoy? Dos graves malentendidos:
1) La vocación consiste en dedicarse a pleno tiempo en la obra del Señor como pastor, misionero, etc.
2) La vocación incluye trabajos seculares pero en una gradación: unos son más «espirituales» que otros. Es como una liga de fútbol, con equipos de 1a, 2a y 3a división:
– En 1a división: pastores y misioneros a pleno tiempo.
– En 2a división: maestros, médicos, enfermeras, farmacéuticos.
– En 3a división: muy amplio, abogados, profesores universitarios, ingenieros mecánicos, arquitectos, carniceros, tenderos, campesinos, administrativos, etc.
– En 4a división: hombres de negocios, abogados, camareros, músicos, artistas, pintores, y algunos gremios como el de la hostelería. ¿Es esto bíblico?
La Biblia enseña que cada hombre debería tener un trabajo y que cada cristiano, no importa cuál sea su trabajo, tiene una vocación.
¿Qué significa el término «vocación»? Significa «llamamiento»:
1. Cada cristiano es llamado por Dios para hacer algo con su vida, y ser algo para Dios: «Os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados» (Ef 4:l).
2. La vocación abarca más que la profesión, pero la incluye. La vocación abarca toda la vida. La profesión es una parte de esta vocación, es la esfera secular de servicio que no debiera estar divorciada de la «esfera religiosa».
Si reconocemos el señorío de Cristo, hemos de admitir a Cristo como Señor en todas las esferas y en todos los trabajos.
3. En el cuerpo de Cristo hay varios miembros, con diversidad de funciones (1 Co. 12).
Exaltar el trabajo «espiritual» de un misionero sobre el «secular» de un fontanero equivale a decir que la lengua es más importante que los riñones.
Todos los trabajos pueden ser santos y sagrados (si los realizamos como al Señor y en obediencia a Él). Todos los trabajos son seculares ya que, es inevitable, los hacemos en este mundo.
¿Cómo llama Dios y despierta nuestra vocación?
1. Hay un llamamiento general que abarca toda la existencia (cf. Ef. 4:1) y cuya finalidad es la gloria de Dios en todo.
2. Hay un llamamiento particular para ciertas tareas, de acuerdo con nuestras aptitudes y dones personales.
3. Y todo bajo la soberanía de Dios y las perspectivas de su Reino.
El Señor debe ser Señor verdaderamente en todos los ámbitos de la vida. Todo le pertenece y todo debe ser conquistado para Él (Ro. 1:5; Fil.2:9-11).
Escribía Calvino:
Que cada uno de nosotros, en todo cuanto intentare hacer, tenga presente su vocación». Dios sabe cuánta inquietud agita el corazón del hombre…
La vocación a la que el Señor nos ha llamado es como principio y fundamento para gobernarnos bien en todas las cosas, y quien no se someta a ella jamás atinará con el recto camino para cumplir con su deber como debe.
Si no tenemos presente nuestra vocación como una regla permanente, no podrá existir concordia entre las diversas partes de nuestra vida.
No hay trabajo tan humilde y bajo que no resplandezca ante Dios y sea precioso a sus ojos, con tal que con él sirvamos a nuestra vocación con que hemos sido llamados. (J. Calvino, Institución, III, 10).
El llamamiento de Dios es siempre de acuerdo con las aptitudes y las habilidades que Él mismo nos ha otorgado. Y, por supuesto, viniendo del Señor, el llamamiento debe ser honorable, con propósito y razonable:
1. Honorable. No puede deshonrar el nombre del Creador y Señor nuestro. No aceptará trabajos indignos: que tengan que ver con pornografía, drogas, delincuencia, estafas, etc. (cf. Tit. 3:14).
2. Con propósito. Aunque el trabajo no es un fin absoluto ni el único valor que pueda dar sentido a la existencia, sin embargo, el que realizamos tiene que tener un sentido para nosotros y para la sociedad.
3. Razonable. No un ídolo. Ni el sentir español: «Trabajar sólo para comer», «Trabajar sólo para vivir». Ni el sentir alemán: «Vivir para trabajar».
El orden de creación no ha sido anulado por el pecado. Afectado sí, pero está bajo la promesa del Pacto Noético (Gn. 9).
A pesar de todo, las bendiciones del trabajo permanecen, porque ni las estructuras creacionales (Gn. l:28 y ss.), ni el Pacto de Dios con Noé (con la naturaleza) no han sido invalidados (Gn. 9:9 y ss.). Dios nos llama a vivir nuestra vocación, y a realizar nuestro trabajo dentro de las estructuras creacionales presentes y en las condiciones del Pacto noético.
Es decir: aquí y ahora. Antes de ser glorificados eternamente, nosotros tenemos que glorificar a Dios, aquí y ahora, en todas las cosas y con nuestro trabajo cotidiano.
Todo trabajo bien hecho, como para el Señor, no es nunca en vano.
IV. El trabajo en el Nuevo Testamento
1. Continuidad con el Antiguo Testamento
«Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada… A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan…» (2 Ts. 3:10-12).
«Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo» (1 Ti. 5:8).
Tanto como el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento condena la pereza. Varios ejemplos:
– La parábola de los talentos que hay que hacer fructificar (Mt. 25:14- 29, Lc. 8:18). La fatiga de los obreros de la primera hora recuerda las condiciones del trabajo en un mundo caído.
– El trabajo debe estar sometido a Dios «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís» (Col. 3:23-24).
2. Los motivos para trabajar
a) No puede ser sólo el enriquecimiento. La parábola del rico insensato, Lc.12:16-21. «Guardaos de toda avaricia» (Lc. 12:15). «Raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores» (Pablo en 1 Ti. 6:10).
b) «Ni el agradar a los hombres, sino a Dios» (Ef. 6:6-8).
c) Pero dando buen testimonio. Procurad «tener tranquilidad, y ocuparos en vuestros negocios, y trabajar con vuestras manos de la manera que os hemos mandado, a fin de que os conduzcáis honradamente para con los de afuera, y no tengáis necesidad de nada» (1 Ts. 4:11-12).
d) Y también para ayudar a los demás: «Vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventurado es dar que recibir» (Hch. 20:34-35).
«El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad» (Ef. 4:28).
3. ¿Cómo debe trabajar el creyente? ¿Cómo enfoca el Nuevo Testamento las condiciones sociales del trabajo?
Cuando el Nuevo Testamento se ocupa de estas cuestiones se rige, básicamente, por la justicia:
a) Exige para el obrero un salario justo (Lc. 10:7; Stg. 5:4).
b) Exige a los obreros un trabajo bien hecho, «como para el Señor». Trabajar a conciencia, con responsabilidad ante Dios y ante los hombres, teniendo en cuenta tanto los deberes como los derechos (cf. Ef. 6:5-9; 1 P. 2:18; 1 Ti. 6:1).
c) Dios ha instituido no sólo el trabajo sino el descanso, el ocio. El día del Señor: el primer día de la semana (Ex. 20; Dt. 5). Pone límite a nuestro trabajo. Nos recuerda que pertenecemos a Dios y que a Dios van destinados todos nuestros trabajos. El descanso del Día del Señor es señal de la gracia y la misericordia divinas.
Lo específicamente cristiano del trabajo en el Nuevo Testamento: el trabajo se ordena, se dirige a ser obsequio, don, regalo:
1. Trabajar para dar a los que dependen de nosotros.
2. Trabajar para dar a los necesitados.
3. Sobre todo, para consagrar el trabajo a Dios, para ofrecerle nuestro tiempo de trabajo para dar testimonio de Él en el trabajo, como ofrenda al Señor y servicio a los demás.
4. El trabajo no es el fin del hombre. El fin del hombre (dar gloria a Dios glorificarle en nuestra tarea cotidiana) orienta el trabajo del creyente. Ni vivir para trabajar, ni tampoco trabajar para vivir solamente.
El cristiano debe trabajar para glorificar con su trabajo al Dios creador (trabajador) y servir al prójimo al mismo tiempo. Así cumple con el mandato creacional y con el mandato de amor al prójimo.
V. Conclusiones para reflexionar
1. La Biblia reivindica la dignidad del trabajo dentro del plan creador de Dios.
2. La ética del trabajo –la visión bíblica del trabajo– es cada vez más desconocida hoy. ¡Incluso entre cristianos!
3. Nuestra responsabilidad es difundir el realismo de la Biblia.
4. La Biblia es realista. Su doctrina del trabajo corresponde a la realidad de la creación; la realidad de las cosas creadas y la realidad del ser humano.
5. Su ética del trabajo revela la voluntad del Creador para sus criaturas.
6. La ética bíblica no cae en el optimismo humanista, de tipo marxista, que cree que nuestro trabajo dará a luz un mundo nuevo y perfecto.
7. La ética bíblica no participa tampoco del pesimismo antiguo que despreciaba el trabajo y lo relegaba a los esclavos.
8. La ética bíblica nos librará de caer en el nihilismo contemporáneo para el que todo es absurdo, incluidas las realizaciones humanas.
«Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente» (1 Ti. 4:10).
© 2007 «José Grau”, Básicos Andamio © 2015 porfineslunes.org. Usado con permiso.
Permiso: Permitimos y animamos a reproducir y distribuir este material ya sea de forma completa o parcial tanto como se desee, siempre y cuando no sea cobrando o solicitando donativo alguno por ello, más que el coste de reproducción. Para uso en internet, por favor, usar únicamente a través del link de esta página. Cualquier excepción a lo anterior debe ser consultada y aprobada por porfineslunes.org. Contacto: info@porfineslunes.org
Por favor, incluir el siguiente enunciado en cualquier copia a distribuir: © 2015 porfineslunes.org. Una iniciativa de los Grupos Bíblicos de Graduados de España (GBG). Grupos Bíblicos Unidos (GBU). Website: gbu-es.org