
Vota sabiamente (6) – Gestión de los recursos económicos
Rubén Máñez Gavilá
La forma en que manejamos el dinero es una expresión externa de una condición espiritual interna. Lucas 16:10 dice: “El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más es injusto.”
Hoy en día es imposible abrir un periódico y no encontrar referencias a la economía, lo malo no es encontrar noticias sobre economía, pero sí lo es que las noticias sean para hablarnos de sobrecostes, fraudes, dinero negro, en definitiva una mala gestión del dinero.
Durante muchos años socialmente se ha vendido la idea de que el que no defrauda, era porque no podía, lo que nos expresa la condición espiritual de nuestra sociedad. La corrupción forma parte del ADN de la sociedad.
Como cristianos debemos ser luz en el sitio donde estamos, y cómo no, en la economía, entendida como la gestión del dinero, también debemos ser ejemplo y exigir a nuestros representantes políticos que gestionen de forma justa.
Partimos de la base de que todo aquello que poseemos viene de parte del Señor y le pertenece a Él. La Palabra es clara al presentarnos nuestra responsabilidad en una correcta gestión de los recursos que han sido puestos a nuestro alcance. No pensemos que nuestra responsabilidad termina con la gestión de nuestros recursos propios, ya que también es responsabilidad nuestra la elección correcta de los gobiernos que van a estar gestionando los recursos económicos del país. Aunque no podemos actuar directamente sobre esos recursos sí que delegamos esa responsabilidad en los representantes que elegimos con nuestro voto.
Podemos pensar que un solo ciudadano no tiene mucho que hacer, pero eso no nos exime de escoger el que mejor represente los principios cristianos.
A medida que estudiamos las Escrituras, vemos que Dios, como el Dueño de todo, ha dado al hombre la autoridad de ser el administrador. Esta es la palabra que mejor define nuestro rol. Salmos 8:6 “Le hiciste [al hombre] señorear sobre las obras de tus [del Señor] manos; todo lo pusiste bajo sus pies”.
Como cristianos, ¿Qué características tendríamos que pedirles a nuestros políticos en relación a la gestión económica?
1. Tenemos que buscar buenos administradores fieles y prudentes. Lucas 12:42
“Y el Señor dijo: ¿Quién es, pues, el mayordomo fiel y prudente a quien su señor pondrá sobre sus siervos para que a su tiempo les dé sus raciones?”
2. No deben ser avariciosos
Absteneos de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes.”
3. Representantes con las manos limpias
En los que podamos confiar la gestión de los recursos del país, que estén en contra de la corrupción. 2 Crónicas 19:7: “Así que respetad al Señor y tened cuidado con lo que hacéis, porque el Señor nuestro Dios no tolera injusticia, parcialidad ni soborno.”
4. Como cristianos estamos llamados a estar sin deudas
En los últimos años hemos podido comprobar la cantidad de personas y de empresas que se han arruinado. Hemos dedicado más tiempo y dinero en solucionar los problemas económicos que en producir.
La deuda nos priva de nuestra libertad. En Proverbios 22:7, el rey Salomón dice: “El rico se enseñorea de los pobres y el que toma prestado es siervo del que presta”. Mientras tienes deuda no puedes usar el dinero como desearías, porque tu primera responsabilidad es devolver lo que has pedido y se crea la relación entre señor y siervo.
La deuda se jacta del futuro. Santiago 4:13-16: “Ahora escuchad esto, vosotros que decís: “Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero.” ¡Y eso que ni siquiera sabéis qué sucederá mañana! ¿Qué es vuestra vida? Sois como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Más bien, deberíais decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.” Pero ahora os jactáis en vuestras fanfarronerías. Toda esta jactancia es mala.”. El problema de pedir prestado, es que pensamos que en un cierto tiempo tendremos lo suficiente para devolverlo, pero las circunstancias pueden cambiar, hipotecando el futuro de nuestros hijos.
Si se ha contraído una deuda, esta se tiene que devolver. Salmo 37:21: “Los malvados piden prestado y no pagan, pero los justos dan con generosidad.” Los malvados son los que no tienen a Dios, así que si te comprometes a pagar un dinero y no lo haces, estás involucrando a Dios en una mentira porque Él vive dentro de ti.
No firmes como avalista o cotitular de un préstamo. Varias veces Salomón lo aconseja. Proverbios 22:26-27: “No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas; porque si no tienes con qué pagar, te quitarán hasta la cama en que duermes». Cada vez que te ofreces a avalar, pasas a ser el responsable legal de la deuda de otro. Es como si tú mismo fueras personalmente al banco, solicitaras un préstamo y luego dieras el dinero al amigo o al familiar que te pidió que fueras su avalista.
5. Como cristianos estamos llamados a ser generosos
Lucas 12:15: “¡Tened cuidado! –advirtió a la gente–
2 Corintios 9:6-7: “El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará. Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría”
A medida que estudiamos las Escrituras y ponemos en práctica los principios bíblicos con respecto a la generosidad, comprobamos los beneficios de dar.
Dar trae alegría. Hechos 20:32-35: “Hay más dicha en dar que en recibir.” Obviamente, un regalo beneficia a quien lo recibe. Sin embargo, de acuerdo con la economía de Dios, aquel que da recibe más bendición que el que recibe cuando lo hace con la actitud correcta.
6. Se debe garantizar un digno salario para los trabajadores
Sea cual sea su origen, no haciendo acepciones por la nacionalidad o condición de los trabajadores:
1 Timoteo 5:18: “Pues la Escritura dice: «No le pongas bozal al buey mientras esté trillando», y «El trabajador merece que se le pague su salario».”
Levítico 19:13: “No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. El salario de un jornalero no ha de quedar contigo toda la noche hasta la mañana.”
Deuteronomio 24:14: “No oprimirás al jornalero pobre y necesitado, ya sea uno de tus conciudadanos o uno de los extranjeros que habita en tu tierra y en tus ciudades”.
En los últimos años muchos de nosotros hemos visto mermados nuestros salarios, otros en cambio, los que ocupan puestos de mayor relevancia, estos por el contrario han visto cómo sus salarios han crecido, incrementándose las diferencias salariales.
7. Se debe actuar con justicia
Proverbios 29:4 “El rey que hace justicia afirma a su país; el que sólo exige impuestos, lo arruina”. Un administrador justo no es aquel que cobra más a los que menos tienen, sino aquel que lo hace de manera equilibrada, en función de las posibilidades de cada uno.
No deberíamos apoyar a aquel que se aprovecha de los pobres, por beneficiar a los ricos. Amós 5:11: “Puesto que pisoteáis al pobre y le cobráis impuestos de trigo, no podréis vivir en las casas de piedra que habéis construido ni beberéis el vino de las viñas que habéis plantado.”
El liberalismo económico favorece el crecimiento de las injusticias; en el capítulo 5 de Nehemías, encontramos la defensa que se tiene que hacer de los pobres y se tienen que aplicar. Nehemías 5:11-12: “Y os ruego también que les devolváis ahora mismo sus terrenos, viñedos, olivares y casas, y que canceléis las deudas que tienen con vosotros, sean de dinero, de grano, de vino o de aceite.Ellos respondieron: «Devolveremos todo eso y no les reclamaremos nada. Lo haremos todo tal como tú has dicho». Entonces llamé a los sacerdotes, y en su presencia les hice jurar lo que prometieron”. El rico siempre quiere más y eso le lleva a actuar de forma injusta; como cristianos no debemos permitir estas injusticias, para evitarlo es necesario que los responsables que nos representen estén dispuestos controlar estas injusticias. Las tendencias liberales en economía defienden la autorregulación, es decir, sin la intervención de los gobiernos, pero dada la condición espiritual del ser humano, vemos que si no hay ningún tipo de regulación, su voracidad hace que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.
Una buena gestión de los recursos implica buscar buenos administradores, fieles y justos que:
− Busquen el beneficio del país, no su propio beneficio. Hasta ahora muchos de los que han estado administrándonos han aprovechado su posición para conseguir puestos de trabajo ventajosos, lo que vulgarmente conocemos por puertas giratorias. Para conseguir esto no han actuado como fieles administradores, buscando no el beneficio común sino su propio beneficio.
− Paguen el precio justo por los servicios recibidos, es decir, sin sobrecostes.
− Un buen administrador buscará la mejor forma de reducir la deuda para tener más libertad. Que busque pagar los intereses justos, negociando las mejores condiciones posibles, con el objetivo de defender a los deudores (los ciudadanos) y no a los acreedores.
− Promulguen leyes para evitar corruptelas y fraudes.
− Desarrollen leyes justas, que no opriman al que menos tiene.
Preguntas para la reflexión
Al analizar cada programa para decidir el voto, es bueno hacer algunas preguntas en estas áreas:
a) Buenos administradores:
• ¿Proponen la defensa de leyes de transparencia y control del gasto, para evitar el despilfarro, y el descontrol económico?
• ¿Están dispuestos a dar cuenta como administradores del resultado de su gestión?
b) Deuda:
• ¿Buscan incrementar la deuda del país?
• ¿Defienden a los ciudadanos procurando un ajuste de los intereses que se pagan por la deuda o defienden a acreedores?
c) Justicia:
• ¿Dan un mayor apoyo a las clases más ricas, o por el contrario defienden a las clases trabajadoras?
• ¿Promulgan impuestos en función de la riqueza o proponen impuestos que nos afectan a todos por igual?
• ¿Promulgan el liberalismo económico, que lleva al incremento de la riqueza de unos pocos?
d) Generosidad:
• ¿Apoyan las ayudas a la cooperación de países más pobres?
Rubén Máñez Gavilá
Desarrolla su carrera profesional como ingeniero en el Instituto Tecnológico de la Madera, Embalaje y Afines, con sede en la Comunidad Valenciana. Forma parte del comité de TRES-E (Evangélicos en Economía y Empresa, sección profesional de los Grupos Bíblicos de Graduados) y desde este año forma parte del comité ejecutivo de los Grupos Bíblicos Universitarios (GBU).
Este es el sexto artículo de una serie de seis
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