El informe de Trevor Cooling ofrece una contribución genial, razonada y matizada al debate. Basándose en varios ejemplos detallados, muestra que la idea de que la educación es moralmente neutral u objetiva es indefendible. La enseñanza está determinada por nuestra comprensión de qué virtudes debemos practicar, qué cualidades debemos valorar, y en última instancia, de qué tipo de personas debemos ser. Pretender lo contrario es ingenuo o, lo que es peor, un intento de prohibir en el aula compromisos morales y metafísicos simplemente porque a una minoría de antiteístas les disgusta.

Publicado por Theos en 2010
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