
La desigualdad del mundo en 28 palabras – Mitos
¿Quién no ha escuchado que los pobres lo son porque no quieren trabajar o son personas vagas? Tampoco es raro que salga en conversaciones de bar que «esto de la desigualdad es tan antiguo como el mundo» y que por eso es además «inevitable». Oxfam Intermón cree que nada de eso es verdad. Al menos, no del todo. Por eso, dedica un capítulo del informe a desmontar y combatir estos tópicos.
1. La desigualdad extrema siempre ha existido y siempre existirá
Para la ONG, las grandes variaciones de los niveles de desigualdad a lo largo del tiempo y entre los distintos países demuestran que el nivel de desigualdad «no es el resultado de ningún orden natural de las cosas, sino que depende de una serie de factores externos, como las políticas gubernamentales». Los autores del documento exponen ejemplos de ello. Es el caso de muchos países de América Latina que en la última década han reducido la brecha. «Entre 2002 y 2011, la desigualdad de ingresos disminuyó en 14 de los 17 países latinoamericanos de los que existen datos comparables», aseguran. Esos avances se han producido, dicen, gracias a la presión social para que sus Gobiernos adoptaran medidas redistributivas e invirtieran en sanidad y educación públicas. A lo largo de este período, aproximadamente 50 millones.
2. Los ricos lo son porque se lo merecen y trabajan más que el resto
Así refuta la organización: «Este mito presupone que todo el mundo parte de la misma base, de modo que cualquiera puede hacerse rico si trabaja lo suficiente. La realidad es que, en muchos países, el patrimonio y los ingresos que pueda tener una persona en el futuro están determinados en gran medida por los ingresos que tienen sus padres. Un tercio de las personas más ricas del mundo no amasó su fortuna trabajando duro, sino que la heredó».
3. La desigualdad es necesaria para recompensar a quienes hacen las cosas bien
Cierto grado de desigualdad como recompensa a la innovación y la iniciativa empresarial es aceptable, según OI. Pero matiza que eso no explica la diferencia extrema entre las fortunas que amasan unos o los sueldos «desorbitados» y las condiciones de vida precarias de otros. «Sería absurdo creer que el director de una empresa que gana 200 veces más que el trabajador medio es 200 veces más productivo o que contribuye 200 veces más a la sociedad», se lee en el texto.
4. La política de la desigualdad no es más que la política de la envidia
Frente al argumento de que quienes defienden más equidad lo hacen por envidia de los que tienen o ganan más que ellos, Oxfam Intermón apunta que las sociedades con mayores niveles de desigualdad económica tienen, en general, mayores índices de delincuencia, menor esperanza de vida, mayores niveles de mortalidad infantil, peor salud y bajos niveles de confianza». Peor aun, añade, la desigualdad «extrema» también hace que el poder se concentre en manos de una minoría, lo cual constituye una amenaza para la democracia.
5. Crecimiento y reducción de la desigualdad son incompatibles
Lejos de que esta afirmación sea verdad, la organización subraya que diferentes estudios demuestran lo contrario. No solo no lo son sino que, para OI, un crecimiento sostenible solo es posible si es equitativo.
6. El problema no es la desigualdad económica extrema, sino la pobreza extrema
Hay quienes piensan que mientras se reduzca el número de persona que viven en situación de pobreza, no hay por qué preocuparse por la desigualdad ni por el hecho de que los ricos lo sean cada vez más. El informe viene a refutar esta idea en tanto que el crecimiento de la brecha económica entre las capas más altas y más bajas de la sociedad ralentiza el ritmo de reducción de la pobreza, e incluso amenaza con revertirlo. La propia ONU ha advertido de este riesgo si no se pone freno a la curva ascendente de la inequidad. Lo hizo recientemente en el informe del Índice de Desarrollo Humano, en que afirmaba que 800.000 personas que han salido de la pobreza en las últimas décadas podrían volver a caer en ella y sumarse, de nuevo, a los 1.500 millones de personas que viven en la miseria.