La desigualdad del mundo en 28 palabras – Tierra

«La forma más antigua de desigualdad», dice Oxfam. Históricamente, la tenencia de tierras era lo que marcaba la riqueza de las familias. «En los países en desarrollo sigue siendo así. Las superficies agrícolas son especialmente importantes para su subsistencia», apunta el texto. Y cultivar un terreno propio es, para muchos, la única garantía de que mañana podrán comer. En la mayoría de países de América Latina, el coeficiente de Gini en relación a la desigualdad en la distribución de la tierra supera el 0,8. Las grandes explotaciones de potentes empresas están asediando, expulsando, desplazando y hundiendo a la población rural.

 

Paraguay es el paradigma. Allí vive Ceferina, una abuela de 63 años, que posee una parcela, relativamente pequeña, de cinco hectáreas. Hasta ahora se ha negado a vendérsela  a una gran empresa sojera como sí han hecho la mayoría de sus vecinos. Ella defiende su postura: “No tengo otra alternativa que quedarme aquí, aunque hacer negocio es cada vez más difícil. Ahora, en esta zona, hay pueblos en los que no ha quedado nada salvo cultivos de soja. Todo el mundo se ha ido, son pueblos fantasmas. Es mentira que esas grandes plantaciones creen oportunidades de trabajo. Compran maquinaria agrícola moderna que lo hace todo, así que sólo necesitan a una persona que conduzca un tractor para labrar cien hectáreas. ¿A quién le da trabajo eso? Mucha gente se ha mudado a los suburbios de las ciudades y vive en la miseria, en la calle. Son agricultores, como nosotros, que vendieron sus tierras y se marcharon con la esperanza de encontrar una vida mejor en la ciudad. Pero vender no es la solución. Necesitamos nuestras tierras”.

Ceferina Gurrero en su casa en Repatriación, Caaguazú. / AMADEO VELÁZAQUEZ (OI)

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Créditos: Oxfam Intermon / El País. Alejandra Agudo / Mariano Zafra, Madrid 30 octubre 2014.