
La forma bíblica de la confesión y el perdón
Lidia Martín
Los cristianos somos beneficiarios y resultado de la gracia y el perdón, pero previamente ha sido necesaria una confesión y un arrepentimiento porque el Señor no usa atajos.
Es agradable ser perdonado. También lo es recibir la confesión de alguien, pero nos resulta mucho más difícil perdonar y, especialmente, confesar nuestras ofensas. No obstante, más allá de la carga espiritual o moral, la confesión supone un bien, incluso entre personas no creyentes. No hay nada más torturador que los secretos guardados y el perdón que no llega. La confesión convierte lo privado en público y tiene un efecto liberador. Si es así, ¿Por qué es tan difícil confesar y perdonar?
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Lidia Martín es Licenciada en Psicología y Máster en Psicología Clínica y de la Salud por la Universidad Complutense de Madrid. Desarrolla desde hace años su profesión en la atención psicológica desde la clínica privada, combinando estas labores con otras facetas como la docente y escritora. Colabora habitualmente con entidades como la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), la Universidad Complutense de Madrid y otras, como la Agencia Antidroga de la Comunidad de Madrid. Es autora de varios libros.
Conferencia impartida en el Encuentro GBG 2012 «Dios, tú y tu trabajo», celebrado del 31 de octubre al 3 de noviembre en Cullera, Valencia.