
La verdad y el desafío del pluralismo
Francisco Mira
Introducción: ¿Qué entendemos por pluralismo?
Nuestro contexto europeo y español está compuesto cada vez más, por sociedades plurales a nivel sociológico, étnico, lingüístico, religioso, cultural, etc. Eso plantea enormes desafíos y el proceso de integración es muy complejo. Pero existe todavía un desafío mayor que esta realidad social que podíamos describir como “pluralismo sociológico”: es lo que podemos denominar como ideología “pluralista” o “pluralismo ideológico”. ¿En qué consiste este “pluralismo ideológico”? El compromiso de Ciudad del Cabo lo describe de la siguiente manera:
“Su ideología permite no defender la verdad universal o absoluta. Mientras, por una parte, tolera las afirmaciones verdaderas, por otra, no se las considera más que como conceptos culturales. (Esta posición, lógicamente, es autodestructiva, puesto que sostiene como única verdad absoluta que no hay ninguna verdad absoluta). Tal pluralismo asevera que “la tolerancia” es el valor definitivo, pero esta puede tomar formas opresivas en países donde el laicismo o el ateísmo agresivo gobiernan el espacio público”. Texto del Compromiso de Ciudad del Cabo.
Sí, el mayor desafío se centra en el tema de la verdad. Para el pluralismo ideológico, no existe la verdad absoluta. El concepto de verdad es relativo y pluralista. Algunas frases que identifican muy claramente este enfoque ideológico en nuestro contexto español y europeo serían las siguientes: “Tú tienes tu verdad y yo tengo la mía”, “Ni los valores, ni las creencias pueden ser absolutas”, “Todas las religiones conducen a Dios”, “Lo que es verdaderamente importante es la sinceridad”, “Lo que importa es ser tolerante”. Estas ideas se están extendiendo más y son asumidas por una cada vez más numerosa parte de la población europea y española.
¿Cómo responder a este desafío que el pluralismo plantea con bastante éxito, en referencia al tema de la verdad?
El pluralismo no es algo nuevo
Algo importante es reconocer que este desafío no es completamente nuevo.
“El Antiguo Testamento recoge la historia del pueblo de Israel, que intenta vivir para el único Dios santo y verdadero que salva en medio de un pluralismo religioso inmenso… Lo conocían por experiencia propia y no se doblegaron ante él… creían en un solo Dios y preferían morir antes que aceptar la más mínima influencia politeísta…” ¿Cómo llegar a ellos? Michael Green y Alister McGrath. Editorial Clie. pág. 165
El pueblo de Dios en el Antiguo Testamento tuvo que hacer frente al desafío del pluralismo religioso. Su relación con el Dios único y verdadero les llevo a expresar su convicción en los contextos más adversos y en situaciones de alto riesgo. En algunos momentos de su historia, involucró a casi todo el pueblo; en otros, fue un remanente fiel y con una conciencia clara de las implicaciones que suponía claudicar ante esta presión externa.
“Ocurrió lo mismo con los primeros cristianos… Hablaban de un Dios único que se había revelado de forma decisiva en Jesús… de un único camino para la redención de los pecados… Todo esto lo defendieron con valentía en un contexto de pluralismo religioso mucho más acentuado que en nuestros días.” ¿Cómo llegar a ellos? Michael Green y Alister McGrath. Editorial Clie, pág. 165.
En los primeros siglos, los cristianos también tuvieron que hacer frente a este desafío y no dudaron: sólo hay un nombre en quien poder ser salvos, sólo hay un camino, sólo una verdad y sólo una vida que conduce al Padre. Con respeto, de forma tolerante, sin imponer, pero con convicción y amor proclamaron la verdad.
Principios que deben orientar nuestra acción como cristianos en una sociedad pluralista.
Después de considerar que, en un sentido, el desafío del pluralismo no es algo completamente nuevo. Quisiera dar un paso hacia adelante y exponer una serie de principios, de actitudes, de conductas que nos ayudarán a responder de forma adecuada y relevante al desafío del pluralismo:
La importancia de la verdad
La verdad absoluta es un tema innegociable para los cristianos bíblicos. Nuestra convicción es que existe la verdad absoluta y única porque existe un Dios Creador Soberano, externo a nosotros, objetivo, personal y en una posición de señorío, conocimiento y poder únicos. Él es, hace posible y sustenta la realidad de la verdad en una dimensión objetiva y universal. El ha revelado esta verdad en su Palabra y la ha encarnado en Jesucristo hombre: Dios con nosotros. “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie viene al Padre sino es a través de mí” (Ju. 14). Es, por lo tanto, una verdad revelada, única, absoluta, universal, comprensible, real y auténtica, porque su origen no es humano, sino divino.
La sinceridad humana es un valor loable y legítimo, pero no podemos situarla al mismo nivel que la verdad y menos aún por encima de esta. Uno puede creer muy sinceramente que Dios es un Buda impasible, pero no por ello esto será verdad. La sinceridad no confiere veracidad, por muy sentida que esta sea.
Debemos insistir en que esta verdad definitiva debe ser revelada. Por nosotros mismos no podemos acceder a ella, y eso implica confianza, fe en quien la revela. Ese tipo de conocimiento es el que plantea el texto bíblico, una relación de confianza, de fe, alentado y promovido por el Espíritu de Dios. Eso es así porque si Dios se revelará completamente “estaríamos obligados a creer”. Dios quiere que confiemos en Él.
La importancia de la convicción
La auténtica tolerancia es compatible con la convicción y viceversa. Lo preocupante en nuestros días es que se está abogando por una tolerancia intolerante con las convicciones. Esta tolerancia contemporánea nos conduce a pensar que no se pueden expresar convicciones en la arena pública. Como mucho, uno puede mantener dichas convicciones en privado, pero nunca expresarlas públicamente, pues no sería políticamente correcto hacerlo.
Debemos sostener con firmeza y pleno respeto la existencia de la verdad bíblica. Esta es universal y pública, necesita ser proclamada y escuchada; de ella depende que la sociedad humana no se deteriore más y más y, sobre todo, la salvación presente y eterna de muchos.
La importancia de la confianza
Todo el énfasis del pluralismo, del laicismo, con su tendencia a reducir las creencias y las convicciones al espacio privado, personal y nunca público, nos va influenciando y se requiere mucha confianza en el Evangelio para sobreponernos y superar distintos tipos de temores: ridículo, rechazo, confrontación, etc.
Tenemos que desarrollar, pues, una profunda confianza en nuestro Dios, en el Señor Jesucristo. Para adquirir confianza y vencer el temor, necesitamos dos ingredientes básicos: conocimiento y relación personal. Sí, nuestro conocimiento de Dios, del Evangelio, desarrollará una confianza proporcional. Pero, además de esto, debemos crecer en nuestra relación con Dios, por su Palabra, por la oración, por practicar su presencia, por amarle cada día más.
La importancia de la humildad
Compartir nuestras convicciones, proclamar la verdad en el espacio público, dar testimonio a otros se realiza en el marco de las relaciones personales. No debemos perder de vista esta cuestión. No sólo debatimos ideas, sino que también nos relacionamos con personas. Qué importantes son actitudes como la humildad y el respeto. La primera nos libra de la arrogancia, del espíritu de superioridad, la segunda nos libra de la actitud de imposición. Acercarnos con sencillez a otros, respetarles, escucharles, es clave para el Evangelio y su progreso. Recordemos que nuestra tarea consiste en ser testigos, con confianza, con convicción, pero sabiendo que la obra de conversión corresponde al Espíritu Santo.
La importancia de la persuasión
Pablo hablaba con denuedo, con pasión, era persuasivo. Eso no significa ser indebidamente intrusivo, ni tampoco irrespetuoso con nuestros amigos y conciudadanos. Necesitamos hacer pensar a nuestros oyentes, tenemos que saber hacer buenas preguntas, hemos de aportar evidencias, debemos dar respuesta razonada de nuestra fe. Sí, la apologética es clave frente al desafío pluralista, laicista, etc.
Nuestra sociedad desconoce el Evangelio, a Jesucristo, al propio ser humano, y por ello necesitamos desarrollar esa capacidad de dialogar, razonar, hacer pensar, responder a aquellas cuestiones o prejuicios que nuestros amigos y contemporáneos tienen. La apologética tanto personal, como pública, como escrita son clave para hacer frente a este desafío del pluralismo.
Después de entender las implicaciones y el desafío del pluralismo en nuestro contexto, y de constatar que este no es un fenómeno nuevo, sino que hijos de Dios en otras épocas ya lo enfrentaron; después de considerar cinco principios y actitudes que nos ayudarán a responder de forma adecuada y relevante al desafío del pluralismo, quisiera concluir con un párrafo muy acertado y muy relevante, expresado agudamente por Max Warren en forma de pregunta poco antes de morir, y al que responde con rotundidad Donald Carson:
“¿La cruz del Calvario es una confusa señal que indirectamente apunta en muchas direcciones, o sigue siendo el lugar ante el cual todos los hombres deben arrodillarse?… No ha de sorprender que responda a esta cuestión de Warren con un enfático: Sí, todos los seres humanos están perdidos sin Jesucristo.” Donald A. Carson. Amordazando a Dios. Pub. Andamio, pág.560.
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