
¡Tengo demasiado trabajo!
El trabajo es bueno, pero no es Dios
(Del libro Transición entre la formación y el trabajo, editado por Tim Vickers)
Mientras algunas personas no logran ver la importancia del trabajo, otras no logran ver que hay vida más allá del trabajo. Hay algunos puestos de trabajo, como el de los médicos residentes, como muchos puestos del ámbito jurídico o como el servicio cristiano remunerado (por mencionar tres), donde se espera que la persona trabaje ¡hasta 90 horas por semana! Al mismo tiempo, la gran cantidad de enfermedades relacionadas con el estrés, que llevan a una pérdida de 8 millones de días laborables cada año, nos dice que esta situación no es sostenible.
Al principio de la Biblia, no solo aprendemos que el trabajo es bueno, sino también que es Dios, y no nosotros, quien pone los límites del trabajo. Éste no debe convertirse en un ídolo. Ni en aquello en lo que invertimos todas nuestras fuerzas. Ni en aquello en lo que basamos nuestra identidad. Tus compañeros pueden vivir para el trabajo, pero tu llamado es vivir para el Dios del trabajo.
A James le ascendieron en su trabajo, y él sabía que tendría que trabajar entre 12-14 horas al día. Seis meses después, su matrimonio empezó a resentirse y tuvo que parar para reconsiderar sus prioridades y dar el lugar adecuado a los aspectos valiosos de su vida. Dijo que si hubiera sabido lo que iba a pasar, o si alguien le hubiera animado a pensar en las inevitables consecuencias, hubiera pensado más en su matrimonio rechazando el ascenso.
Recuerda que quien provee es Dios, no nuestro trabajo. La oración “Danos hoy el pan nuestro de cada día” no solo es para los pobres o los parados. Es para todos los discípulos de Jesús, sea cual sea su salario. Todos los privilegios o las ganancias que recibimos de nuestro trabajo provienen de la bondad de Dios. De ella dependemos. Y quien define nuestras prioridades también es Dios, no nuestro trabajo. Cuando estamos en el trabajo estamos, en última instancia, sirviendo a Dios. Pero eso no significa que Él es un jefe tirano que espera que hagamos horas extras. Dios, en su sabiduría, nos ha dado una serie de diferentes llamados, y el trabajo tan solo es uno de ellos. Por tanto, no deberíamos usar el trabajo como excusa para no obedecerle en otras áreas de la vida. Dios también nos llama a descansar. Sea cual sea nuestra forma de usar nuestro sabat, tenemos que disfrutarlo como un regalo de Dios y como el anticipo del reposo en el que viviremos cuando Jesús vuelva. Nos llama a vivir en su iglesia, donde nos unimos a nuestros hermanos y hermanas cristianos a escuchar su Palabra y servirnos los unos a los otros, el uno al otro en amor. Nos llama a cuidar de nuestras familias, a amar a nuestro marido o esposa, y a proteger a nuestros padres e hijos. Estos llamados deberían borrar de la vida del cristiano ciertas tendencias como por ejemplo la adicción al trabajo. Y como consecuencia de seguir estos llamados probablemente sufriremos el rechazo por parte de nuestros compañeros de trabajo, o tendremos que pasar por alto ascensos y promociones.
Paul rechazó un ascenso durante muchos años porque si accedía, estaría obligado a trabajar hasta finalizar su tarea, fuera la hora que fuera. Creía que sus responsabilidades con su familia y su iglesia eran más importante que eso, así que cada vez que le ofrecían el ascenso, simplemente lo rechazaba. Afortunadamente, era tan bueno en su trabajo que su empresa decidió que no podía prescindir de él. Con el tiempo le hicieron un nuevo contrato, en el que aparecía una cláusula que recogía que él podría regular sus horas de trabajo, y de esa manera aceptar el ascenso.
Andrés empezó un nuevo trabajo y se dio cuenta de que todo el mundo se quedaba hasta las 19h solo por las apariencias, pues la mayoría no estaba trabajando sino que estaba jugando en el ordenador. Decidió romper esa tendencia, y cuando su jefe se dio cuenta de que realizaba todas sus tareas, aceptó que saliera a las 18h. Poco después, ¡los demás empleados siguieron sus pasos!
La verdad es que hay esperanza ahora que algunas empresas se dan cuenta de que una mayor cantidad de horas no siempre garantizan una mayor productividad. No obstante, tú decides por ti mismo. Si no quieres sumergirte en el sistema, y quieres tener una vida equilibrada, escoge sabiamente tu carrera profesional, y no creas que lo vas a tener fácil.
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LIBROS
Stress, Gaius Davies, Kingsway Overworked, Don Hawkins, Moody Press
All the hours God sends?, Peter Curran, IVP
Libres de la tiranía de lo urgente, Charles Hummel, Ediciones Puma
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