Vida después de la universidad

La vida después de la universidad puede presentar una serie de retos, como el cambio de residencia o ese periodo de desempleo mientras uno busca su primer trabajo (o, al menos, su primer trabajo serio y “de lo suyo”). A pesar de todas estas dificultades, Dios permanece fiel y utiliza todas estas circunstancias para transformarnos y hacernos cada vez más a la imagen de Cristo.

 

Es fácil pensar que la vida después de la universidad será mucho mejor. Se acabaron los exámenes, la entrega de trabajos y proyectos, los pisos viejos y destartalados de estudiantes, y, lo mejor de todo, ¡tendremos suficiente dinero para vivir! Sin embargo, si no somos realistas en cuanto a este periodo de transición, la vida después de la universidad puede ser un choque difícil de asimilar.

 

“Transición” ha preguntado a un grupo de recién graduados acerca de sus experiencias…

 

Rachel B es enfermera en la unidad de cuidados intensivos. Estudió en Cardiff y Sheffield.

 

Tim estudió en Blackpool y trabaja para una agencia de diseño de nuevos medios de comunicación en Londres.

 

Rachel H estudió en Oxford y trabaja para un buffet de abogados en Londres.

¿Cuál es la mayor dificultad como cristiano en tu lugar de trabajo?

Tim.

Es realmente difícil vivir como cristiano cuando todo el mundo a tu alrededor está obsesionado con el alcohol y el dinero. La cultura del materialismo es realmente fuerte.

 

Rachel B.

Es difícil creer y defender la verdad absoluta en un entorno donde lo que prima es ser políticamente correcto. La gente da por sentado que tenemos que aceptar las creencias de todo el mundo, y que hemos de verlas como igualmente válidas. Incluso podemos verlo en cosas pequeñas, como en el uso de la palabra “pareja”, pues asume que la puede usar para cualquier tipo de relación, y espera que tú hagas lo mismo. Como enfermera, También me encuentro con otro tipo de dificultades. Trabajo en una unidad donde se toman decisiones en cuanto a la vida o muerte de los pacientes – la reanimación artificial y la retirada de un tratamiento – y a veces es difícil aceptar los criterios que se usan para esa toma de decisiones.

 

Rachel H.

La gente que trabaja aquí está muy centrada en su carrera profesional. Eso significa que se espera que trabajes mucho, hasta el punto de que en tu vida no queda lugar para otra cosa que no sea el trabajo. Durante la primera semana de trabajo me dijeron que trabajara el fin de semana. Les dije que no quería trabajar el domingo, y todos lanzaron una fría mirada de sorpresa. De hecho, después de eso, la persona para la que trabajaba nunca me tomó en serio.

¿Qué tal el salario?

Rachel B.

Después de ser estudiante durante 5 años creo que es un reto ser un buen administrador de una cantidad de dinero que hasta ahora no había tenido. Es difícil no ser materialista. Muchas veces nos engañamos a nosotros mismos creyendo que “necesitamos” todo lo que la publicidad nos ofrece o lo que los demás tienen.

 

Rachel H.

No gano mal. Pero lo más difícil es trabajar con gente que espera llegar a ganar un montón de dinero. Cuando no hacia ni un mes que habíamos empezamos, nos hicieron un aumento considerable. Una semana después la gente aún se quejaba de que solo tenían lo justo para sobrevivir. Puedes acabar pensando que te mereces ir a comer siempre a sitios caros, un montón de ropa nueva y todo eso. Antes de empezar a trabajar aquí pasé 6 meses en Sudamérica, y esa experiencia me ha ayudado a administrar mejor el dinero ya que soy consciente de que tengo mucho más que la mayoría de gente en el mundo. ¡El lado positivo de tener un trabajo bien pagado es que tienes mucho dinero para dar!

 

Tim.

Gano mucho. Lo bueno es que tengo algunos amigos que aún están estudiando y puedo invitarles a comer y ayudarles cuando lo necesitan. La desventaja es que es realmente fácil gastar todo el dinero en ropa y cosas que realmente no necesito.

¿Qué te gusta de tu trabajo y qué no te gusta? ¿Por qué?

Tim.

Me gusta porque es un trabajo muy variado, trabajamos en diferentes proyectos para distintas compañías, y trabajo con un grupo de gente estupenda y en un ambiente relajado y divertido.

 

Lo que no me gusta es la política de la compañía. Llevo aquí algunos años y cada vez es más difícil escapar de esa actitud colectiva de “ir clavando por ahí puñaladas por la espalda”. Es difícil tener una actitud y un comportamiento cristianos hacia aquellos que hablan mal de los demás.

 

Rachel B.

Poder cuidar a otras personas es realmente un privilegio, aunque no siempre es fácil. Me gusta el hecho de que no hay dos días iguales y nunca sabes que es lo siguiente que va a suceder. Aunque puede sonar a tópico, es una profesión en la que realmente tienes la oportunidad de marcar una diferencia en la vida de las personas, lo cual es muy gratificante. No obstante, no me gusta trabajar por la noche, ni los fines de semana, y al tener un horario tan irregular se me hace difícil comprometerme con cosas que precisan de una continuidad. Otra cosa que no me gusta es que cuando he tenido un turno estresante o de mucho desgaste emocional, me cuesta mucho desconectar.

 

Rachel H.

Me gusta el desafío intelectual que supone y el hecho de trabajar con gente que realmente esta motivada e interesada en lo que hace. Además, mi compañía da mucha importancia al desarrollo de sus trabajadores, y por ello nos ofrecen una muy buena formación. Pero me horroriza la filosofía que tiene sobre el dinero y la ambición, y no me convencen los valores morales de todos los clientes para los que trabajamos. Cuando vivía en Sudamérica mucha gente en nuestro pueblo no disponía de agua debido a que una gran multinacional había comprado el suministro subiendo los precios de una forma exagerada. Cuando empecé a trabajar en mi empresa me enteré que esta multinacional era uno de nuestros clientes. Es realmente duro trabajar para grandes compañías cuando no sabes exactamente cuáles son las implicaciones económicas o políticas del trabajo que estás haciendo.

¿Qué oportunidades tienes de compartir el evangelio?

Rachel B.

Creo que en mi trabajo tengo muchas oportunidades de hablar de Cristo y de cómo mis creencias afectan a mi estilo de vida. Los turnos de noche son un buen momento para esto ya que hay más tiempo para hablar y en algunos momentos hemos tenido conversaciones sobre diferentes cuestiones éticas en las que he tenido la oportunidad de aportar la perspectiva bíblica. Cuando alguien muere, a veces es duro hasta para el personal, y muchas veces tengo la oportunidad de hablar acerca de la eternidad. Además he hecho un esfuerzo por seguir en contacto con mis compañeros de carrera, y también sigo teniendo oportunidades de compartir el evangelio con ellos.

 

Tim.

¡Muchísimas! Por lo que sé soy el único creyente de mi empresa, en la que trabajan 120 personas. Cuando empecé, mi jefe me recomendó que no le dijera a nadie más que era cristiano porque la gente reaccionaría de forma negativa. Pero en realidad la mayoría de las reacciones han sido bastante positivas. ¡A la gente le llama la atención o le intriga eso de que yo sea cristiano! Aunque muchas de las mejores conversaciones se dan después del trabajo, cuando voy a tomar algo con mis compañeros, así que creo que tenemos que estar dispuestos a invertir tiempo para conocer bien a las personas que nos rodean.

¿De qué forma los estudiantes de último curso se pueden preparar para el día de mañana ser buenos testigos de Cristo en su lugar de trabajo?

Rachel B.

Es de gran ayuda hablar con creyentes que han pasado recientemente por esta etapa de transición, pues puede ser un tiempo difícil y de bastante incertidumbre. Una prioridad tiene que ser la iglesia. Si has estado muy involucrado en tu grupo estudiantil en tu etapa de estudiante, porque viste tu papel como el brazo misionero de la iglesia en la universidad, ahora es el momento de invertir en tu iglesia local todo lo que has aprendido.

 

Rachel H.

Necesitas pensar acerca de tus prioridades y tener convicciones claras sobre cuestiones como tu horario laboral, qué haces con el dinero … En cuanto a esto último, lo mejor es decidir cuánto dinero vas a destinar al diezmo y ofrendas antes de que te llegue a la cuenta, si no, ¡te lo gastarás en otras cosas!

 

“El trabajo secular puede ser una prueba muy dura. Qué pena que no me di cuenta antes de empezar, y lamento que nadie me avisara de ello. Por primera vez en mi vida me vi obligada a pasar 60-70 horas semanales en un ambiente escéptico y/o indiferente. La gente no conoce a Dios. El propósito del trabajo (fama, éxito, etc.) no es más que un eco de aquellos días de la Torre de Babel. La motivación para trabajar no tiene en cuenta a Dios, pues solo cuenta el beneficio propio o de la empresa, y trabajamos e invertimos nuestro tiempo y esfuerzo en cosas perecederas.

 

Empecé a trabajar pensando que iba a tener que luchar contra cosas como el materialismo, el alcohol y el éxito. Estaba equivocada. Ésos solo son los síntomas de un entorno que no conoce a Dios. Me he dado cuenta de que con lo que tengo que luchar es con el hecho de que mis compañeros no conocen a Dios y viven de espaldas a Él, y ellos necesitan mis oraciones y que les hable de esa realidad.

 

Me hubiera gustado estar mejor preparada para compartir el evangelio y para llevar una vida como a Jesús le agrada.”

 

Claire Foster

LIBROS

 

Haz que tu vida funcione, Bill Hybels, Publicaciones Andamio (Certeza Unida)

Following Jesus in the “Real World”, Richard Lamb, IVP (USA)

Your Work Matters To God, Sherman & Hendricks, Navpress

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Tiempo de integridad

Una de las mayores tentaciones que los cristianos enfrentan en el trabajo es la de sustituir los valores cristianos por los de la cultura. Debemos aprender a poner la integridad bíblica en práctica estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos.

 

“Exhorta a los siervos a que se sujeten a sus amos en todo, que sean complacientes, no contradiciendo, no defraudando, sino mostrando toda buena fe, para que adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador en todo respecto”. Tito 2:9-10

 

En estos versículos Pablo anima a los esclavos a ver su trabajo como la clave de su testimonio cristiano. Según él, la integridad con la que hacen su trabajo hará que los demás se sientan atraídos por el evangelio.

 

Casualmente, la integridad es una de las características más valoradas en los empleados, pues eso da mucha seguridad y confianza al empresario. Vivimos en un mundo que desea ver más integridad, pero a la vez no sabe muy bien lo que es ni dónde encontrarla.

Definición de integridad

El personaje bíblico de Daniel es un gran ejemplo de integridad cristiana en un mundo pagano. Él nos muestra que para los hijos de Dios, la integridad es vivir una vida cristiana de forma coherente. Significa elegir vivir como dicta el Reino de Dios en lugar de seguir lo que el reino de este mundo dice.

 

En el capitulo 6 del libro de Daniel, le encontramos en lo que debió ser un dilema increíble. Aunque era un judío viviendo cautivo en el exilio, Daniel llegó a lo más alto de la estructura política Babilónica. De hecho, había probado ser tan digno de confianza e incorruptible, ¡que el rey decide ponerlo a cargo de todo el reino!

 

Sin embargo, mientras que la ética laboral de Daniel logra la mirada favorable del rey, también provocó los celos de sus colegas. Cuando se enteraron de los planes del rey, buscaron cómo poder acusar a Daniel. Al no hallar ninguna falta en él, decidieron atacar a Daniel en la única área en la que sabían que podrían cogerle: su fe. Se acercaron al rey con grandes alagos y le convencieron de que firmara un decreto, convirtiendo en ilegal toda adoración que no estuviera dirigida al rey. Y la desobediencia se castigaría echando a los infieles a los leones.

 

Cuando Daniel escucha del decreto, sabe que debe hacer una elección. ¿A quién sirve? ¿Al rey de Babilonia o al Rey del Universo? Daniel lo tiene claro. Obedecer a uno significa, automáticamente, desobedecer al otro.

 

Bien, Daniel podría haber elegido obedecer el edicto del rey. Podría haber argumentado que su fe no tenía nada que ver con su trabajo y que, como líder político, su deber era obedecer la autoridad del rey. ¡Simplemente estaría haciendo su trabajo!

 

Pero el hecho es que Daniel no razonó de esa forma. Además, el texto no indica que a Daniel le costara tomar una decisión. Se fue directo a casa y oró al Dios y Señor abiertamente, tal y como tenía por costumbre.

 

Para Daniel no había ninguna duda sobre a quién debía obedecer. Aunque había vivido y trabajado en Babilonia casi toda su vida, él no era babilonio. Era israelita, un sirviente de Yahvé. Y Daniel sabía que si su identidad principal era la de ser un seguidor de Dios, entonces el señorío de Dios y las leyes de Dios eran aplicables a todas las áreas de su vida, ¡incluso el área laboral! Ser íntegro significa tener esta comprensión que vemos en Daniel.

 

Cuando entramos en el mundo laboral, una de las mayores tentaciones a las que nos enfrentamos es dejar nuestra fe cristiana en la puerta, para así hacer nuestro trabajo con el sistema de valores aceptado por nuestra compañía o profesión. Esto es, después de todo, lo que el mundo espera que hagamos.

 

Sin embargo, como cristianos, no es una opción. Si nuestra identidad se encuentra en Jesucristo, su señorío debe determinar cada área de nuestra vida. No podemos vivir para Cristo en casa o en la iglesia y luego dejarlo de lado en la cafetería a la que vamos con los compañeros de trabajo. Si queremos vivir una vida de integridad, debemos siempre obedecer a Dios en todo lo que hagamos.

La verdad acerca de las consecuencias

La segunda lección que aprendemos de Daniel es que la integridad no es siempre un camino fácil de seguir. Puede requerir sacrificio y sufrimiento. Daniel sabía que su obediencia a Dios podía acabar con la muerte. Cuando se puso a orar al Señor en su casa, no tenía ninguna garantía de que Dios lo fuera a rescatar de los leones.

 

Si vivimos vidas íntegras tenemos la garantía de que tendremos que hacer algunos sacrificios. Quizás nuestros colegas en el trabajo nos mirarán de forma extraña cuando no exageremos gastos. Quizás no nos promocionen cuando escojamos no mentir a favor de nuestro jefe. Incluso podemos perder nuestro trabajo cuando optamos por decir que no estamos de acuerdo con una política de la compañía por no ser ética.

 

No obstante, sean cuales sean las consecuencias que tengamos que enfrentar por haber decidido servir a Dios, podemos estar seguros de que Dios es fiel. Quizás no mantengamos nuestro trabajo, pero sabemos que podemos confiar en que Dios hace que todas las cosas sean para nuestro bien. Y después de todo, ¿qué es más importante? ¿Nuestro trabajo o nuestro compromiso con Dios?

 

Cuando dejes la universidad y entres en el mundo laboral recuerda la historia de Daniel. Aunque no todas las decisiones que tendremos que tomar serán tan drásticas como las de Daniel, su reto sigue estando ahí. ¿A quién vas a servir? ¿Al reino de tu carrera profesional o al Reino de Dios?

LIBROS

 

Daniel. Probados por el fuego. Christopher J.W. Wright, Publicaciones Andamio

Just Business, Alexander Hill, Paternoster Press

Beyond Integrity, Scott B Rae, Zondervan (USA)

© 2006 Publicaciones Andamio © 2003 Transition. UCCF Leicester
© 2014 porfineslunes.org. Usado con permiso
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